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Fumar agrava el envejecimiento de la piel provocado por la exposición al sol

VADEMECUM - 12/07/2013  PATOLOGÍAS

La nicotina reduce la producción de estrógenos y altera los niveles de colágeno y elastina. Además, impacta negativamente sobre la cantidad de oxígeno y otros nutrientes esenciales que "alimentan" a la piel

Con el inicio del mes de julio comienzan las vacaciones estivales para muchos pero la ilusión por disfrutar del sol debido a la llegada del verano puede empeorar el aspecto de la piel. De hecho, los expertos advierten de que la radiación ultravioleta constituye el factor más importante en cuanto a la aceleración del envejecimiento cutáneo, debido a la reducción de la producción de melanina, colágeno y elastina. Además, las consecuencias del astro rey son especialmente negativas en la piel de los fumadores, en quienes ya existe un mayor riesgo de presentar los signos de una piel envejecida debido al consumo de tabaco.

Son conocidos los innumerables efectos negativos que el tabaco tiene sobre la salud. A esto hay que sumarle también el impacto del aire contaminado por humo de tabaco en el aspecto de la piel, y muy especialmente en el caso de las mujeres. Esta mayor sensibilidad de las féminas se debe a que acostumbran a dar caladas más largas, aumentando con ello la entrada de monóxido de carbono, y a que presentan una piel más delicada que la de los varones.

Las consecuencias de la nicotina sobre la dermis se dan en una doble dirección. Por un lado, eleva los niveles de vasopresina (una hormona que estimula la contracción de las fibras musculares), aumentando con ello la presión sanguínea, reduciendo la producción de estrógenos y la absorción de vitamina A y alterando los niveles de colágeno y elastina, de manera que acelera el envejecimiento cutáneo. Por otro lado, al limitar el flujo sanguíneo también impacta negativamente sobre la cantidad de oxígeno y otros nutrientes esenciales que "alimentan" a la piel.

Por todo ello, en 1985 el doctor Douglas Model acuñó como término el “rostro del fumador", aludiendo a las características faciales que delatan a las personas que llevan fumando más de 10 años. En ellas se percibe a simple vista que fumar favorece la deshidratación y la atrofia cutánea, resta luminosidad al aportar un tono grisáceo y manchas de color púrpura y contribuye a la aparición de vello y arrugas más marcadas (sobre todo las conocidas como "código de barras" en los labios debido a su contracción para fumar y en el contorno de los ojos como consecuencia de entrecerrarlos repetidamente para evitar la entrada de humo).

Además, en las personas fumadoras se ha detectado una pigmentación amarillenta en dedos, dientes e incluso cabello y también se han apreciado más problemas de cicatrización y alteraciones en la respuesta inflamatoria de la piel.

Efecto del tabaco en el cabello
A medida que las personas envejecen, el cabello tiende a volverse más fino y este proceso se acelera en el caso de los fumadores. Además, tanto la nicotina como el humo del tabaco afectan directa e indirectamente en la caída del cabello según los expertos sanitarios. En este sentido, existen varios estudios que muestran que la calvicie es también una de las consecuencias del tabaquismo ya que las sustancias procedentes del humo que se inhala y que llegan a través de la sangre impiden el correcto funcionamiento del folículo piloso y, por tanto, la formación de nuevo cabello.

Aunque son conocidos los efectos perjudiciales del tabaco en la salud, sin embargo existe un desconocimiento generalizado de los problemas que el tabaquismo puede provocar en la salud capilar. No sólo la caída del cabello es uno de estos problemas, la pérdida de vitalidad, una mayor sequedad de la cutícula y la fragilidad de la fibra capilar, son otras de las consecuencias que produce el tabaco en el cabello.

 

Fuente: Weber Shandwick

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