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Dr. Manuel Morós: ''Hoy en día se ha conseguido mejorar enormemente las expectativas de los afectados por fibrosis quística''

VADEMECUM - 08/09/2023  PATOLOGÍAS

En los últimos años se ha avanzado mucho en el conocimiento y tratamiento de la enfermedad, pero, a pesar de eso, sigue siendo una patología sin curación.

La fibrosis quística es una de las enfermedades genéticas graves más frecuentes. Se estima que en nuestro país existe una incidencia en torno a uno de cada 5.000 nacimientos, mientras que una de cada 35 personas son portadoras sanas de la enfermedad según la Sociedad Española de Fibrosis Quística. Se trata de una enfermedad crónica de origen genético que afecta a diferentes órganos y, sobre todo, tiene importantes consecuencias en los pulmones.

En los últimos años se ha avanzado mucho en el conocimiento y tratamiento de la enfermedad, pero, a pesar de eso, sigue siendo una patología sin curación. Para saber más acerca de esta enfermedad hemos hablado con el Dr. Manuel Morós, pediatra de la Clínica HLA Montpellier.


P: ¿Qué es la fibrosis quística?

Dr. Morós: Se trata de una enfermedad congénita causada por la mutación de un gen situado en el cromosoma 7, que produce una proteína anómala llamada CFTR o regulador transmembrana de la fibrosis quística que altera el flujo de cloro y sodio a través de las membranas celulares epiteliales, lo que hace que disminuya el contenido de agua de las secreciones. La consecuencia es la producción de un moco espeso y viscoso que obstruye los canales por donde se transporta, dando lugar a un compromiso multisistémico con inflamación y daño de los órganos donde se localizan (aparato respiratorio, intestino, páncreas, aparato reproductor masculino, sistema hepatobiliar y glándulas sudoríparas).

P: ¿Cómo afecta la enfermedad y cuáles son sus principales manifestaciones clínicas?

Dr. Morós: Las lesiones pulmonares y pancreáticas son las más constantes y responsables de la evolución de la enfermedad. La acumulación de las secreciones viscosas en las vías aéreas y la infección secundaria producen gradualmente destrucción del tejido pulmonar que se manifiesta clínicamente con tos y bronquitis o bronconeumonías de repetición. La destrucción del páncreas da lugar a la mala digestión de grasas y proteínas, provocando un cuadro que se manifiesta ya en el primer año de vida en forma de diarrea crónica con pobre ganancia pondoestatural, anemia, hipoproteinemia y edemas. En el período neonatal, puede existir retraso en la eliminación del meconio debido al descenso del flujo intraluminal o un cuadro de obstrucción distal. La mayoría de los varones adultos son estériles por obstrucción de los conductos seminales.

P: ¿Qué esperanza de vida tienen los pacientes con fibrosis quística?

Dr. Morós: Hace apenas tres o cuatro décadas no se sabía mucho sobre la enfermedad, había pocos tratamientos y los pacientes rara vez superaban la adolescencia. Hoy en día gracias a la atención multidisciplinar de neumólogos, fisioterapeutas, nutricionistas y digestólogos y las terapias disponibles ya ha dejado de ser una enfermedad pediátrica y se ha conseguido mejorar enormemente las expectativas de los afectados que en su gran mayoría alcanzan la edad adulta disfrutando de una buena calidad de vida durante muchos años.

P: ¿Es una enfermedad hereditaria? ¿Se puede prevenir?

Dr. Morós: Así es. El patrón de herencia es autosómico recesivo, es decir, que el gen mutado no se encuentra en los cromosomas sexuales (X e Y) y que se necesitan dos copias del gen (una de cada progenitor) para que el trastorno se manifieste en la descendencia. En una familia en la que padre y madre sean portadores, un cuarto de los hijos heredará los dos genes que provocan la enfermedad y la manifestará; un 50% serán portadores no afectados y un 25% serán no portadores ni afectados. La probabilidad se repetirá en cada embarazo. Como la mayoría de las personas desconocen si son portadores de la enfermedad debido a que no manifiestan ningún signo, es imposible prevenirla y lo único que se puede hacer si ya han tenido un hijo afectado es dar consejo genético para futuros embarazos y la detección de otros portadores en familiares directos y sus parejas.

P: ¿Cómo influye un diagnóstico precoz?

Dr. Morós: Las terapias actuales han conseguido mejorar enormemente las expectativas de vida de los afectados, por lo que un diagnóstico precoz posibilita la instauración de un tratamiento multidisciplinario que disminuye las complicaciones, alivia la ansiedad generada en las familias por la presencia de síntomas carentes hasta entonces de explicación y ofrece la detección de otros portadores en familiares directos y en sus parejas ("estudios en cascada").

La herramienta más eficaz con la que contamos para el diagnóstico precoz es la coloquialmente conocida como "prueba del talón", que, además de detectar otras enfermedades metabólicas hereditarias como el hipotiroidismo, incluye también a la fibrosis quística. Entre los días tercero y quinto de vida se pincha en el talón de un recién nacido y se deposita la sangre en un papel de filtro que se envía al laboratorio. En el caso de la fibrosis se busca un aumento del tripsinógeno inmunorreactivo (TIR), una proteína producida por el páncreas que está relacionada con la fibrosis quística. Si tiene valores elevados, se realiza el estudio genético y la confirmación definitiva con el test del sudor, que mide la concentración de cloro en el sudor, ya que como en el resto de las células del cuerpo del afectado por fibrosis quística, en las glándulas sudoríparas de la piel también se ve afectada la transferencia del cloro a través de la pared de la célula, por lo que segregan excesivamente cloro (en forma de cloruro sódico) en su sudor, lo que da a su piel el característico sabor salado. Un valor de más de 60 mmol/l tiene una sensibilidad y especificidad cercanas al 100% para el diagnóstico de fibrosis quística.

P: ¿Cuáles son las principales dificultades que encuentra el médico en el diagnóstico de la enfermedad?

Dr. Morós: En casos excepcionales puede presentarse algún caso con error de técnica o de laboratorio que provoque un falso negativo en la prueba del talón. El daño pulmonar se inicia ya desde el nacimiento, por lo que el pediatra debe estar atento a los síntomas de sospecha. En el caso de un bebé con cuadros respiratorios de repetición, diarrea crónica y pobre ganancia de peso y talla, se deberá solicitar un test del sudor.

P: ¿Cuáles son los tratamientos disponibles actualmente? ¿Tiene acceso el paciente a estos medicamentos?

Dr. Morós: Los pilares fundamentales del tratamiento, accesibles en un centro especializado multisistémico, son mantener la vía aérea libre de secreciones e infección, lograr que el páncreas tenga una correcta absorción de las grasas y aportes extra de sales, especialmente en épocas de calor para evitar la deshidratación. También es útil la fisioterapia respiratoria con ejercicios y posturas que facilitan la expulsión del moco y que en muchos casos son aprendidos por el propio paciente. En los casos más extremos y con mala calidad de vida y un incorrecto pronóstico, la solución sería la del trasplante de pulmón.

P: ¿Qué avances ha habido en el abordaje de esta enfermedad en los últimos años?

Dr. Morós: En los últimos años, han aparecido fármacos de última generación que actúan modulando la proteína CTFR, aumentando su producción y mejorando su función. A los pocos meses de iniciado el tratamiento, muchos notan ya sus efectos positivos como reducción de la tos y la expectoración y del número de exacerbaciones y mejoría del estado nutricional. Incluso los pacientes con afectación grave avanzada pueden mejorar lo suficiente como para salir de la lista de espera de trasplantes.




Fuente: Grupo Hospitalario HLA

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Grupo Hospitalario HLA
 
Indicaciones:
Fibrosis quística
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