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Solo un 5% de los pacientes alcanza los 5 años de vida tras el diagnóstico de cáncer de hígado

VADEMECUM - 20/02/2014  PATOLOGÍAS

El cáncer hepático sigue siendo, junto al de páncreas, de los cánceres con peor pronóstico

Los hepatólogos reunidos en el XXXIX Congreso Anual de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) han tratado las últimas novedades en cáncer hepático, sacando a la luz los últimos avances en el campo de la investigación clínica y molecular. Cada año se diagnostican en España alrededor de 4.300 nuevos casos de cáncer hepático (3.000 hombres y 1.300 mujeres) y su incidencia en nuestro país es de 12 de cada 100.000 hombres y 3.5 de cada 100.000 mujeres, similar a la de Francia, y solo superados por Italia y Grecia.

Actualmente, un millón de personas en el mundo padecen cáncer de hígado, lo que convierte a esta patología en la tercera causa de muerte por cáncer. Según los recientes datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los tumores hepáticos y del sistema biliar son, actualmente, la séptima causa de muerte por cáncer, causando un total de 5.016 muertos en 2012.

El cáncer hepático se produce como consecuencia de un daño continuado en el hígado. Se trata de una enfermedad en la que las células del hígado se hacen anormales, crecen fuera de control y forman un tumor canceroso. Inicialmente se generan nódulos infracentrimétricos precancerosos que finalmente evolucionan a malignidad. A partir de los tres centímetros, el cáncer ya no puede considerarse inicial y las posibilidades de curación disminuyen.

En general, el pronóstico en cuanto al tratamiento y a la curación del cáncer de hígado es poco alentador, ya que la mayor parte de casos se diagnostican en fase avanzada, cuando no es posible aplicar tratamiento curativo. En estos casos la enfermedad puede llevar a la muerte en el plazo de un año.

El cáncer hepático, junto al de páncreas, es considerado como uno de los cánceres con mayor tasa de mortalidad debido a que es una enfermedad asintomática que tiene un diagnóstico tardío, y a que cuenta con pocos tratamientos eficaces, con lo que solo se pueden detectar a tiempo para una posible curación un 10% de los casos.

De éstos, solo es posible revertir completamente la enfermedad en un 2% o 3% de los pacientes mediante las tres únicas terapias curativas que existen hasta el momento: la extirpación quirúrgica del tumor, el trasplante hepático o la ablación mediante radiofrecuencia o técnica similar.  A estas 3 opciones, hoy por hoy, solo pueden acceder aquellos pacientes que se encuentran en fase inicial. Del 10% de casos que se diagnostican y se tratan con estas opciones, entre el 50% y el 70% conseguirán sobrevivir los cinco primeros años.

Para aquellos casos con tumores sin opción a cirugía o ablación, existen tratamientos paliativos como la quimioembolización arterial o la quimioterapia mediante Sorafenib, que han demostrado ser efectivos y mejorar la supervivencia. La  valoración pronóstica y la indicación de tratamiento sigue el modelo BCLC desarrollado en Barcelona y que ha sido adoptado en las guías de práctica clínica españolas, europeas y americanas.

Según el Dr. Jordi Bruix, miembro de la AEEH y consultor sénior y director del grupo de Oncología Hepática del Servicio de Hepatología del Hospital Clínic de Barcelona, “sabemos que entre un 20% y 25% de los pacientes cirróticos acabarán desarrollando un cáncer hepático, de aquí la importancia de potenciar programas de screening que aumenten la detección precoz del cáncer hepático y, por tanto,  el número de casos en fase inicial. Así, como ya se realiza en otros países como Japón, si realizáramos una ecografía cada seis meses en estos pacientes cirróticos, lograríamos detectar de forma precoz el 60% de los casos de cáncer y podrían beneficiarse de un tratamiento curativo”.

Nuevos estudios moleculares en torno al conocimiento del carcinoma fibrolamelar y del colagiocarcinoma

En el marco del Congreso se presentarán varios resultados en torno al área de investigación molecular que permitirán perfilar mejor las características genéticas de dos tipos de tumores hepáticos: el carcinoma fibrolamelar y el colangiocarcinoma intrahepático.

El carcinoma fibrolamelar es un tipo de tumor muy poco frecuente (hace referencia a menos del 1% de los cánceres hepáticos y tiene una incidencia anual de menos de 1 por cada 100.000 habitantes) que se caracteriza por presentarse en pacientes sin enfermedad hepática de base.

“Es un tumor que aparece preferentemente en gente joven, que afecta del mismo modo a hombres y a mujeres, y del que se desconocen cuales son sus mecanismos de aparición. Es por este motivo que el investigar las características genéticas que posee este tumor puede aportar a largo plazo hallazgos respecto a cual ha sido el motivo de su desarrollo”, subraya el Dr. Bruix.

También se presentará nueva información en torno al conocimiento del colagiocarcinoma, otro tipo de tumor poco frecuente (se presenta en aproximadamente 2 de cada 100.000 habitantes) que aparece en las vías biliares intrahepáticas o extrahepáticas. En este sentido, se presentarán nuevos datos en torno a los mecanismos moleculares y a los mecanismos que influyen en la agresividad del tumor, entre los que se halla la fusión de genes y la resistencia a la quimioterapia debida a anomalías en el transporte de los agentes antineoplásicos a través de la membrana celular.

El colangiocarcinoma es un tipo tumor que afecta entre el 5% - 10% de los cánceres hepáticos que aparecen en la población general y cerca del 5% de los cánceres que aparecen en pacientes cirróticos. El colangiocarcinoma es un tumor más agresivo, que crece más rápido y se disemina antes de lo que haría un carcinoma hepatocelular.

“En pacientes cirróticos, el seguimiento periódico mediante ultrasonografía nos permite poder diagnosticar un tumor único menor de dos centímetros antes de que éste se disemine, lo que nos permite poder aplicar un tratamiento curativo. En la mayor parte de los casos el tumor corresponde a un carcinoma hepatocelular pero en un número creciente de enfermos se trata de un colangiocarcinoma cuyo pronóstico es peor. No obstante en el congreso se ha presentado un estudio multicéntrico español que sugiere que en estos tumores diminutos, el trasplante puede obtener buenos resultados”, señala el experto.

El Dr. Bruix destaca que, “en los últimos tiempos se ha visto que la incidencia de este tipo de tumor, que es más agresivo que el  carcinoma hepatocelular, va en aumento en todo el mundo sin explicación alguna. Afortunadamente, si el colangiocarcinoma se detecta precozmente puede que la aplicación de un tratamiento curativo sea exitosa a largo plazo.

Identifican nuevos factores de predicción de supervivencia en el tratamiento farmacológico mediante Sorafenib

En el marco del congreso también se presentará información novedosa respecto al impacto de diferentes patrones de progresión en el pronóstico de los pacientes con carcinoma hepatocelular tratados con  Sorafenib, el único fármaco que ha demostrado aportar un beneficio significativo en la supervivencia de estos enfermos. Sorafenib es un inhibidor de múltiples cinasas que actúa bloqueando una vía de señales del ciclo celular, impidiendo tanto la proliferación de células tumorales como la formación de vasos sanguíneos que alimentan el tumor, lo que hace demorar la progresión del tumor y mejora la supervivencia del paciente.

Sorafenib ha demostrado aumentar la supervivencia en un 30%, de este modo los pacientes han pasado de tener una supervivencia de entre 8 a 9 meses a una supervivencia de 12 meses, y actualmente existe una gran actividad investigadora para desarrollar nuevos fármacos que superen los beneficios del sorafenib. Posiblemente, el éxito de su desarrollo se base en un mejor conocimiento de la biología del tumor con clasificación de los pacientes en función de anomalías moleculares y, por otra parte, en un diseño optimizado de los ensayos clínicos”, destaca el Dr. Jordi Bruix; quien añade que, “debe señalarse que los últimos seis ensayos en fase tres con nuevos agentes intentando superar la eficacia del sorafenib han sido negativos y que, por tanto, debe reconsiderarse el modelo actual de evaluación de posible eficacia terapéutica en fases iniciales de desarrollo de fármacos y se debe refinar el diseño de los estudios en fase 3 para evitar sesgos que impiden una correcta evaluación en fases avanzadas”.

El Dr. Bruix también destaca que, “hemos visto cómo en los enfermos en los que el tumor progresa a nivel intrahepático tienen un índice de supervivencia mayor que los pacientes en los que el tumor genera nuevos focos fuera del hígado. Por tanto, los ensayos han de clasificar los pacientes en función del patrón de progresión con objeto de evitar sesgos”.

También se presentan otros estudios que evidencian la efectividad en la aparición de los efectos secundarios. Un ejemplo de ello es el síndrome mano-pie (que consiste en la hinchazón y dolor de estas dos extremidades). Es común considerar su aparición como un efecto adverso a evitar y en muchas ocasiones su existencia llevaba a interrumpir el tratamiento innecesariamente. Ahora se ha comprobado que su aparición es un predictor de mayor eficacia y supervivencia. “Otros efectos secundarios que ahora también se ha visto que se asocian a una mejor supervivencia del paciente son la hipertensión arterial o la aparición de diarrea. Posiblemente, estos datos deban relacionarse con un perfil faramacocinético específico para cada paciente y actualmente se investiga la posible relación entre los niveles en sangre del fármaco, el fenotipo del paciente y la mejor supervivencia. El objetivo final es poder individualizar el tratamiento para cada paciente y lograr la optimización terapéutica del paciente”, explica el experto catalán.

La prevalencia del cáncer hepático en España

En España la prevalencia del cáncer hepático se ha estabilizado, gracias a que la diseminación de la infección por virus de la hepatitis l, que, junto con el alcohol, es la principal causa de cirrosis y, por tanto, de cáncer hepático, se ha controlado en gran parte. En un futuro los nuevos tratamientos antivirales darán lugar a una reducción de su incidencia.

Actualmente es una enfermedad que, en nuestro país, afecta anualmente a entre 10 y 11 personas por cada 100.000 habitantes, lo que sitúa a España en una escala intermedia en comparación con otros países. La incidencia de cáncer hepático es más alta en Asia y en países del África subsahariana, mientras que, en el norte de Europa y en el continente americano, su presencia es menor, ya que también lo es la diseminación de la hepatitis viral.

 

Fuente: apple tree communications

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Asociación Española para el Estudio del Hígado - AEEH
 
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