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Solo un 10% de los casos de cáncer hígado se detectan a tiempo

VADEMECUM - 21/02/2013  ASOCIACIONES MÉDICAS

La cirrosis es la principal causa de cáncer hepático, de modo que más del 80% de los casos asientan sobre esta enfermedad. Una ecografía cada seis meses en pacientes con cirrosis podría diagnosticar de forma precoz hasta el 60% de los casos

Los expertos reunidos en el XXXVIII Congreso Anual de la Asociación Española del Hígado (AEEH) han tratado las últimas novedades  en cáncer hepático y los nuevos retos para un futuro próximo. Actualmente, un millón de personas en el mundo padecen cáncer de hígado, lo que convierte a esta patología en la tercera causa de muerte por cáncer.

Junto con el de páncreas, el cáncer de hígado es, a menudo, de los cánceres que más tarde se diagnostica y de los que cuentan con menos tratamientos eficaces. En este sentido, tan solo diez de cada cien casos de cáncer de hígado (un 10%) se detecta a tiempo de una potencial curación. En estos casos, es posible operar para extirpar el tumor, realizar un transplante o llevar a cabo una ablación cutánea para eliminar el tumor, en función de la extensión del carcinoma y de las características de cada paciente. Del 10% de casos que se diagnostican y se tratan con estas opciones, entre el 50% y el 70% conseguirán sobrevivir los cinco primeros años.

El cáncer hepático se produce como consecuencia de un daño continuado en el hígado. Inicialmente se generan nódulos infracentrimétricos precancerosos que finalmente evolucionan a malignidad. A partir de los tres centímetros, el cáncer ya no puede considerarse inicial y las posibilidades de curación disminuyen.

En general, el pronóstico en cuanto al tratamiento y  a la curación del cáncer de hígado es poco alentador, ya que la mayor parte de casos se diagnostican en fase avanzada, cuando no es posible aplicar tratamiento curativo. Si se diagnostica en fase avanzada, la enfermedad puede llevar a la muerte en el plazo de un año.

Por ahora, la cirugía, el transplante de hígado o la ablación pueden tener éxito en el tratamiento de tumores pequeños o que crecen lentamente. Hay una necesidad de diagnosticar el cáncer en una fase inicial, aunque la aplicación de cribado mediante ecografía en la población en riesgo solo se logrará cuando exista mayor concienciación sobre dos aspectos fundamentales: que el cáncer de hígado se puede detectar de forma precoz y que, detectado precozmente, se puede curar.

Según el Dr. Jordi Bruix, consultor sénior y director del grupo de Oncología Hepática del Servicio de Hepatología del Hospital Clínic de Barcelona, “se ha demostrado que el cáncer de hígado es la principal causa de muerte entre los pacientes con cirrosis hepática. Entre un 10% y un 15% de los pacientes que tienen cirrosis desarrollarán un cáncer de hígado en los cinco primeros años de seguimiento”.

Actualmente, como medida preventiva, en los pacientes con cirrosis que están en riesgo de cáncer se realizan ecografías periódicas del hígado. Sobre la importancia de detectar de forma precoz este tipo de cáncer en España, el Dr. Bruix destacó que todavía estamos lejos de otros países, “como es el caso de Japón, donde a los pacientes con cirrosis se les realiza una ecografía cada seis meses y, en consecuencia, más del 60% de los casos de cáncer se detectan de forma precoz y pueden recibir un tratamiento curativo”.

De la medicina intervencionista al conocimiento molecular

El Dr. Bruix ha destacado que se está trabajando en nuevas líneas de investigación que se centran en “la evolución de la medicina intervencionista hacia el conocimiento molecular”. En este sentido, destacó que “el mejor conocimiento de estos mecanismos moleculares, que son capaces de determinar la aparición y progresión del tumor, ha posibilitado descubrir nuevos agentes, como los antiangiogénicos, y se están investigando nuevos fármacos prometedores, pero que todavía están lejos de la práctica clínica convencional”.

Según comenta el Dr. Bruix, hasta ahora, la única molécula que ha demostrado su eficacia en el tratamiento del cáncer de hígado es Sorafenib, “que mejora la supervivencia, pero el problema es que, hasta ahora, no disponemos de instrumentos para definir qué pacientes son buenos candidatos ni cuáles son las señales que debemos seguir durante el seguimiento de estos pacientes para saber si el fármaco es eficaz o si dicha eficacia se ha perdido. En este sentido, se presentará un trabajo que precisamente demuestra que algo que consideramos un efecto adverso a evitar, como es el síndrome mano-pie, es, en realidad, un predictor de mayor supervivencia, concretamente, la duplica”.

Hoy en día, los fármacos para el cáncer de hígado ya no se centran tanto en la eliminación del tumor, sino en reducir su extensión o en intentar frenar su avance y transformar su perfil de progresión en una situación crónica que demore o evite la muerte por cáncer. La revolución en los últimos años en las técnicas de imagen permite en la actualidad detectar tumores de un centímetro en el hígado, lo que ha hecho posible, en los casos en los que estas pruebas se llevan a cabo, detectar el cáncer en una fase más inicial y, así, reducir la mortalidad por cáncer de hígado. Además, estas pruebas facilitan un diagnóstico no invasivo con lo que se reduce el número de biopsias.

Criterios para el transplante

En la actualidad, se sigue un criterio estándar para determinar si se puede indicar el transplante y que consiste en que el tumor debe estar formado por un nódulo menor de cinco centímetros o por tres nódulos menores de tres centímetros, ya que en estos pacientes se puede observar una supervivencia superior al 70%.

El debate ahora se centra en expandir o mantener este criterio. Según el Dr. Bruix, “el principal inconveniente para expandir este criterio es la escasez de hígados, por lo que, de momento, no es recomendable realizar transplantes en pacientes con tumores más grandes, ya que los resultados serían peores”. En este sentido, el Dr. Bruix destacó que lo más sensato es “hacer el mejor uso posible de los hígados de los que disponemos”.

En la actualidad, solo un 5% de los pacientes con cáncer de hígado pueden llegar a beneficiarse de un transplante hepático, ya que la mayoría de casos se diagnostican en una fase avanzada. Entre los trasplantados, un 70% sobreviven en los primeros cinco años y, en un 15% de los casos, el cáncer se vuelve a reproducir.

La prevalencia del cáncer hepático en España

En España la prevalencia del cáncer hepático se ha estabilizado, gracias a que la infección viral, que, junto con el alcohol, es la principal causa de cirrosis y, por tanto, de cáncer hepático, ya está más controlada. Actualmente, es una enfermedad que, en nuestro país, afecta anualmente a entre 10 y 11 personas por cada 100.000 habitantes, lo que sitúa a España en una escala intermedia en comparación con otros países. La incidencia de cáncer hepático es más alta en Asia y en países del África subsahariana, mientras que, en el norte de Europa y en el continente americano, su presencia es menor, ya que también lo es la diseminación de la hepatitis viral.

 

Fuente: apple tree communications

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Entidades:
Asociación Española para el Estudio del Hígado - AEEH
 
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