Psicólogas de UIC Barcelona han advertido de la importancia de detectar el Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) de forma precoz con el objetivo de intervenir y tratar de paliar la sintomatología cuanto antes y mejorar así la calidad de vida tanto de los pacientes como de sus familias.

Con motivo del Día Internacional del Síndrome de Asperger, que se celebra el próximo 18 de febrero, la psicóloga clínica y profesora del Grado en Psicología de UIC Barcelona Susana Pujol ha explicado que, una vez que las familias reciben el diagnóstico, “puede ayudar a las familias a entender mejor el comportamiento de sus hijos y así poder desarrollar estrategias efectivas de manejo conductual”.

En este sentido, la psicóloga de UIC Barcelona recuerda que este síndrome forma parte desde 2013 del Trastorno del Espectro Autista, considerándose TEA de alto funcionamiento o leve. Además, el diagnóstico también ayuda a las escuelas “a crear un Plan Educativo Individualizado que se ajuste a las necesidades específicas de cada alumno”, añade Olga Lozano, psicóloga educativa y profesora del Grado en Psicología de UIC Barcelona.

En la actualidad, los tratamientos “más eficaces” en el caso del TEA de alto funcionamiento incluyen un “fomento de la comunicación y del lenguaje, técnicas de modificación de conducta, entrenamiento en habilidades sociales, involucrando a la familia en la terapia para que puedan apoyar al niño en su desarrollo”, como explican las dos psicólogas. “Las intervenciones más efectivas son las que se realizan en el contexto natural del niño y de la manera más intensiva posible para que las habilidades aprendidas se puedan generalizar a la vida diaria”, han añadido las expertas.

Pujol, también profesional de la clínica Support de UIC Barcelona, ha destacado que los investigadores especializados en este campo, centran sus esfuerzos en “hallazgos genéticos, terapia génica, microbiota intestinal o células madre, aunque todos ellos están aún en vías de desarrollo”.

Los expertos apuntan que en los últimos años ha aumentado de forma considerable la prevalencia de las personas con TEA, un hecho que atribuyen a “la ampliación de los criterios diagnósticos, a una mejor detección y a una mayor concienciación y sensibilización social”, según la psicóloga de UIC Barcelona. Asimismo, los estudios científicos publicados hasta el momento, muestran que el incremento de la incidencia también podría deberse a posibles causas medioambientales o genéticas, aunque todavía se está estudiando.

Dificultades en la escuela

Por su parte, la psicóloga educativa y profesora del Grado en Psicología de UIC Barcelona Olga Lozano se ha referido a las dificultades “en la interacción social, en la comunicación con iguales y en el comportamiento” que presentan muchos menores con Trastornos del Espectro del Autismo, lo que los hace “más vulnerables y con mayor riesgo de padecer acoso escolar”. En este sentido, ha destacado que en los niños con TEA se observa una mayor prevalencia de bullying que en el resto del alumnado.

Ante esta situación, Lozano ha reclamado “más formación especializada en las escuelas” que permita a los profesionales “atender de forma más específica al alumno y ofrecerle el apoyo necesario”. Según la especialista, “las ratios de los alumnos por docente dificultan mucho la atención individualizada. A día de hoy, la escuela inclusiva es todavía una asignatura pendiente y es un derecho fundamental para todos los alumnos, incluyendo aquellos con TEA”.

La profesora de UIC Barcelona y profesional de la clínica Support de UIC Barcelona ha querido dejar claro que, con el apoyo adecuado, los menores con TEA de alto funcionamiento “pueden tener éxito en la escuela ordinaria y alcanzar su máximo potencial”.

Tanto Lozano como Pujol han recalcado que para el resto de compañeros de clase “la inclusión de estos alumnos con necesidades educativas especiales es un regalo y un aprendizaje a todos los niveles”, ya que “les ayuda a ser más sensibles, a desarrollar capacidad de empatía y actitudes prosociales, a valorar los pequeños logros de los demás, a trabajar mejor en equipo, a respetar a los demás”. “Les ayuda a desarrollar una serie de habilidades sociales y competencias que se han demostrado en investigaciones que son las más necesarias para el éxito futuro, más allá del rendimiento académico”, han concluido.

Fuente: UIC Barcelona