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El 57% de los pacientes sometidos a una cirugía torácica pueden sufrir dolor crónico

VADEMECUM - 27/04/2022  PREMIOS

El estudio "Incidencia del dolor crónico en cirugía torácica: videotoracoscopia vs. Toracotomía" ha sido galardonado con el Premio a la Mejor Comunicación en Dolor de SEDAR 2022. Esta realidad - más frecuente en mujeres- conlleva dificultades para la reinserción laboral de los pacientes, ya que suelen ser cuadros de larga evolución y de difícil abordaje.

Cerca del 57% de los pacientes que se someten a una cirugía torácica pueden llegar a sufrir dolor crónico. Ésta es una de las conclusiones extraídas del estudio “Incidencia del dolor crónico en cirugía torácica: videotoracoscopia (VATS) vs. Toracotomía”, que ha sido galardonado por la Sociedad Española de Anestesiología, Rehabilitación y Terapéutica del Dolor (SEDAR) y que cuenta con el patrocinio de Grünenthal.

Este galardón, que fue entregado el pasado 23 de abril con motivo de la celebración del XXXVI Congreso SEDAR en Santiago de Compostela, tiene como objetivo mostrar alternativas para el tratamiento y abordaje de los pacientes con dolor. Además, este año se ha otorgado en honor al Dr. Fernando Caba, que dedicó gran parte de su vida profesional a paliar el dolor de sus pacientes.

El estudio ha sido elaborado por varios profesionales del Servei d'Anestesiologia, Reanimació i Terapèutica del Dolor del Hospital del Mar de Barcelona, y aborda el dolor crónico en pacientes que han sufrido una intervención torácica. En palabras del Dr. Hugo Rivera, médico residente del Servei d'Anestesiologia, Reanimació i Terapèutica del Dolor del Hospital del Mar y autor de la publicación junto a Leire Larrañaga, Marta Antelo, María Soldevilla, Mireia Armengol y Silvia Bermejo, “se trata de una complicación frecuente que afecta de manera importante a la calidad de vida de los pacientes”.  

En relación al dolor crónico, el Dr. Rivera afirma que en estos casos es una condición “muy frecuente”, con una prevalencia de en torno al 20% en Europa. Una realidad que supone un “importante deterioro físico, tanto cognitivo como emocional” del paciente. Se estima que “hasta un 38% de las personas que lo padecen reportan que el dolor afecta directamente a su calidad de vida”, y que, además, dificulta su “reinserción laboral”.  Hablamos de un problema que “afecta” tanto al paciente como al sistema sanitario, ya que “suelen ser cuadros de larga evolución y de difícil abordaje”, añade el especialista.

Por este motivo, aseguran los profesionales sanitarios, las Unidades de Dolor son “clave”; y, el reto principal al que se enfrentan es “la prevención de la cronificación del dolor, disminuyendo su incidencia y su intensidad”. Así, el Dr. Hugo Rivera subraya la importancia de “promover un seguimiento estricto, tanto durante el intraoperatorio como durante los primeros días y semanas tras la cirugía, con el objetivo de favorecer la detección precoz”.

En este sentido, el autor del estudio, insta a cirujanos, anestesiólogos, médicos del dolor y enfermeros, entre otros profesionales, a tomar mayor “conciencia” de esta realidad sanitaria y a “poner en marcha iniciativas destinadas a la mejora de cuidados de los pacientes, así como a favorecer la adherencia de los mismos a los tratamientos”.

Entre las conclusiones extraídas de la publicación, el Dr. Rivera destaca que el abordaje por videotoracoscopia “tiene una ventaja clara frente a la toracotomía en cuanto al dolor agudo; pero, en lo que respecta al dolor crónico, no está tan claro, fundamentalmente por diferencias metodológicas entre los diferentes estudios disponibles”.

El equipo del Servei d'Anestesiologia, Reanimació i Terapèutica del Dolor del Hospital del Mar asegura haber detectado una “mayor incidencia de cronificación del dolor postoperatorio en mujeres y tras diferentes procedimientos invasivos, también en cirugía torácica”. En la investigación, la disparidad identificada entre ambos sexos ha sido atribuida, entre otras cuestiones, a “diferencias genéticas en la respuesta al dolor” o “en los procesos de socialización”, que “influyen” en la experiencia corporal y en la disposición del paciente a expresar el dolor.

También se han evidenciado “diferencias hormonales y en neurotransmisores”, que modifican la percepción que se tiene del dolor; y “diferencias farmacocinéticas, que pueden generar que el paciente necesite más analgésico y tengan un perfil de efectos adversos diferente.

Fuente: Berbés

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SEDAR - Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor
 
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