La clínica albaceteña del Grupo HLA, El Rosario, ha incorporado a su cartera de servicios una nueva Unidad de Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA). Esta dolencia se manifiesta cuando la alimentación y el peso se convierten en un tema obsesivo, que preocupa más allá de lo que supone la nutrición normal y que “interfiere en la vida cotidiana, en los estudios, en el trabajo, y en las relaciones personales, etc.” explica la Dra. Lourdes Navarro, médico especialista en medicina familiar y psicóloga clínica de HLA El Rosario de Albacete. La obsesión por perder peso se acrecienta con manifestaciones como tener una idea distorsionada de nuestro cuerpo, cuando aparecen atracones, conductas purgativas, ejercicio excesivo para compensar la subida de peso, etc.

La Dra. Lourdes Navarro, médico especialista en medicina familiar y psicóloga clínica de HLA El Rosario.

Vídeo: La Dra. Navarro explica en este vídeo en qué consiste este trastorno.

El perfil de personas que sufren este trastorno suelen ser mujeres adolescentes, de entre los 12 y 21 años, solo un hombre por cada nueve mujeres sufre TCA, según la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB)¹. Estos trastornos pueden aparecer a cualquier edad, aunque la adolescencia es la etapa en la que se presenta mayor riesgo. La mayor incidencia se produce entre los 12 y los 18 años, pero cada vez es más frecuente la aparición de casos con una edad de inicio más baja, en torno a los 8 o 9 años, según ACAB.

Las redes sociales: precipitante de la situación

Según la Dra. Navarro, “son necesarios dos factores para que se produzca un TCA: que exista una predisposición o debilidad, y un precipitante que influya en esa situación, como puede ser un evento estresor, las redes sociales y medios de comunicación, autoexigencia deportiva en disciplinas como el atletismo o la danza, etc. pero nunca en sí mismos justifican un trastorno alimentario”.

Promocionar la salud en el hogar es una buena manera de prevenir el problema, según la especialista. “Los padres deben promover, mediante el ejemplo y el modelado, la salud mental: fomentar el estar bien, luchar por las cosas que uno quiere, evitar las que le hacen daño y rodearnos de personas que generen conductas saludables”, considera la especialista. Si no se tiene un buen desarrollo de la salud mental, las redes sociales, como cualquier otro elemento estresor, influyen como disparador o precipitante del trastorno. Por eso, en el seno familiar, se debe tratar de “fomentar la fortaleza” e impedir que los adolescentes se vean influenciados por la presión social por adelgazar, la necesidad de ser aceptado y la preocupación por un ideal estético delgado asociado al éxito social, familiar y profesional.

Trastornos asociados

La cronicidad de esta dolencia se hace prevalente cuando va acompañada de otros trastornos, como son los de personalidad. Abordar estas patologías con una actitud optimista y desde el sufrimiento son las claves que la psicóloga considera importantes. “El problema no es tanto cuanto come o deja de comer, o si vomita o no vomita, sino llegar a saber qué le está generando ese sufrimiento que le ha llevado a pensar en que, comiendo menos, vomitando o pesando dos kilos menos va a ser más feliz”, destaca la experta.

Los pacientes con TCA son personas que “están pasando una serie de dificultades. Lo importante es que esa debilidad o sufrimiento le sirvan para aprender sobre ellos mismos, para conocerse mejor, para cambiar esas cosas que le han generado la debilidad, ser más fuertes y aprender a afrontar el problema”, resalta la doctora.

Vídeo: La Dra. Navarro explica en este vídeo en qué consiste este trastorno.

Referencias:

[1] https://www.acab.org/es/

Fuente: Cícero Comunicación