La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), como todos los años, se ha adherido a la semana que dedican las instituciones sanitarias nacionales e internacionales a concienciar a profesionales, ciudadanos y opinión pública sobre la necesidad de realizar un uso prudente de antibióticos y, directamente relacionado con el mismo, el problema de las resistencias microbianas. Esta iniciativa se celebra cada año entre el 18 y el 24 de noviembre.

En este 2020, en el que la pandemia de COVID-19 constituye el problema de salud pública más importante a nivel mundial con una enorme repercusión en la economía y en la organización social, y en el que se ha modificado de forma muy importante la atención prestada en las consultas, “conviene recordar la importancia de una prescripción adecuada de antibióticos, revisarla en el contexto de la pandemia y, si fuera posible, extraer conclusiones para el futuro”, explica la Dra. Rosa Albañil, coordinadora del Grupo de Patología Infecciosa de AEPap.

España sigue siendo uno de los países europeos con mayor consumo de antibióticos, si bien,  durante el año 2019, según datos del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), dependiente de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), se ha registrado una disminución global del 5,4%, continuando la tendencia observada desde 2015. Datos preliminares, correspondientes a marzo y abril de 2020, muestran un aumento del consumo en el ámbito hospitalario y una notable bajada en el sector comunitario.

Existen datos de algunas Comunidades Autónomas que muestran como la prescripción de antibióticos en población pediátrica ha disminuido de forma importante a partir de marzo de 2020 respecto a las cifras de 2019. En estas cifras, “probablemente han intervenido distintos factores como la posible disminución de procesos infecciosos debido al confinamiento y las medidas de distancia social, la disminución de las consultas presenciales y de la hiperfrecuentación”, señala la Dra. Albañil.

Desde el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) recuerdan que, si bien la COVID-19 es una infección vírica y, por tanto, no se trata ni se previene con antibióticos, hay pacientes diagnosticados en los que existe confirmación o elevada sospecha de coinfección o sobreinfección bacteriana. Para estas situaciones, el PRAN realiza una serie de recomendaciones. También advierte sobre la posibilidad de que pasen desapercibidas infecciones de origen bacteriano en pacientes sin COVID-19. Resulta esencial considerar estas infecciones cuando se evalúa a pacientes con fiebre y, especialmente, a pacientes aislados en su domicilio.

Avanzar en objetivos prepandémicos

A su juicio, “es fundamental que los profesionales continuemos avanzando en la consecución de objetivos ya marcados por el PRAN antes de la pandemia, como son la disminución global de la prescripción de antibióticos, evitar su utilización en procesos no bacterianos y optimizar su uso en cada proceso concreto.

En paralelo al trabajo con los profesionales, “es de vital importancia aumentar el conocimiento de la población sobre las indicaciones y la utilidad de los antibióticos”, explica la coordinadora del Grupo de Patología Infecciosa. Según el último Eurobarómetro del año 2018, el 36% de los encuestados en España  piensa de forma equivocada que los antibióticos curan el resfriado. También es fundamental alertar a la población sobre medidas de higiene encaminadas a la prevención general de infecciones (y no solo el coronavirus), como el lavado de manos, y recordar el papel fundamental que desempeñan las vacunas en la prevención de las mismas.

Desde la AEPap, a través del Grupo de Patología Infecciosa (GPI- AEPap) y la Guía ABE, se elabora y difunde documentación dirigida a los profesionales para mejorar la prescripción de antibióticos, así como para aumentar el conocimiento de la población, a través del sitio web de divulgación Familia y Salud.

Fuente: BERBĒS