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El contacto con la oruga procesionaria puede producir irritación y lesiones en la piel

VADEMECUM - 15/03/2019  PUBLICACIONES

La subida de las temperaturas adelanta la plaga de orugas procesionarias

La llegada del buen tiempo y la subida de las temperaturas que estamos experimentando en las últimas semanas ha adelantado el descenso de las orugas procesionarias (cuyo nombre técnico es thaumetopoea pityocampa) desde las copas de los pinos, donde se refugian del frío, hasta el suelo, donde se entierran para pasar a la fase de crisálidas. Se trata de una polilla muy típica en nuestro país que, al llegar el verano, se convierte en mariposa.

Este desplazamiento de las orugas procesionarias del pino, que pueden encontrarse también en abetos y cedros, puede producir problemas cutáneos. Como explica la Dra. Mayte Truchuelo, dermatóloga del Instituto Dermatológico de Vithas Internacional de Madrid, “poseen en su cuerpo unos pelos urticantes, llamados tricomas, capaces de inducir irritación de la piel y mucosas y lesiones cutáneas, tanto por contacto directo como por el aire, ya que los pelos pueden dispersarse y flotar en el ambiente”.

Todo sujeto expuesto al contacto con los pelos de la oruga procesionaria desarrollará los síntomas a los pocos minutos o, como máximo, transcurrida una hora: “La clínica consiste en la aparición de lesiones extremadamente pruriginosas, con sensación de ardor, escozor, sobreelevadas y de color rojizo en áreas descubiertas, mayoritariamente en el cuello y en los antebrazos”, apunta la Dra. Truchuelo. Aunque los síntomas no suelen prolongarse más allá de las 24 horas, en algunos casos el paciente desarrolla un eccema irritativo que puede durar varios días.

La única forma de prevenir este tipo de lesiones es intentar evitar la exposición y, como señala la especialista de Vithas Internacional, “en caso de pasear por zonas arboladas, especialmente pinares, recomendamos utilizar ropa de manga larga y que cubra el cuello”.

Cómo actuar en caso de contacto con la oruga procesionaria

En caso de contacto con la oruga procesionaria es aconsejable lavar la zona con agua y aplicar frío, que “funcionará como antiinflamatorio y calmará el picor”.

Ante la aparición de lesiones cutáneas conviene acudir a consulta con un especialista en dermatología que pueda valorar la evolución de las mismas. “Podemos pautar fármacos de aplicación tópica, como los corticoides tópicos, y administración por vía oral de medicamentos como antihistamínicos, que funcionan bloqueando la histamina, una molécula que se libera al contactar con los pelos de la oruga y que es responsable del picor”, indica la Dra. Truchuelo, que añade, además, que “se pueden tomar AINES (antiinflamatorios no esteroideos) que bloquean directamente la liberación de prostaglandinas, sustancias que son liberadas también  al contacto con los pelos de la oruga procesionaria y que están implicadas en el picor y en la inflamación.

 

Fuente: Vithas internacional

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