La Sociedad Española de Cirugía Bucal (SECIB), que estos días está celebrando su XVI Congreso Nacional en Palma de Mallorca, advierte que la ausencia de documentos de consenso o guías de práctica clínica sobre el uso de antibióticos podría estar generando sobreindicaciones y desajustes en la posología de estos fármacos en algunos procedimientos odontológicos, tales como la cirugía de implantes o la extracción de muelas del juicio.

En Odontología el uso de antibióticos está justificado cuando se trata de “eliminar el nicho de infección, proteger la boca contra algún agente agresor, salvaguardar la integridad de todo el sistema estomatognático o prevenir la propagación de los microorganismos fuera del sistema oral hacia órganos y/o aparatos que puedan causar un mayor daño y, en consecuencia, poner incluso en peligro la vida del paciente”, asegura Octavi Camps, profesor asociado de la Facultad de Odontología de la Universidad de Barcelona y miembro del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell).

Su empleo más común y protocolizado en la consulta odontológica está relacionado con la profilaxis en endocarditis bacteriana y el tratamiento de infecciones -pulpares (nervio del diente), periodontales (encía), traumáticas o iatrogénicas (causada por el tratamiento)-. Sin embargo, para la prevención de complicaciones posoperatorias – infecciones posquirúrgicas, mala cicatrización o fracaso en la integración de implantes- no existen unas guías de práctica clínica que ordenen la evidencia científica y establezcan unas recomendaciones.

Dudoso beneficio

“La evidencia científica disponible desde el año 2012 sugiere que la prescripción de antibióticos para la prevención de una infección tras la extracción de una muela del juicio o cordal incluido en un paciente puede ser más perjudicial que beneficioso, tanto a nivel individual como colectivo. En este sentido, se estima que de cada 12 veces que se prescriben estos medicamentos, tan sólo en un caso van a causar un verdadero beneficio. Además, no hay que menospreciar el hecho de que su administración va asociada a un incremento de sufrir efectos adversos como náuseas, mareos, infecciones por hongos o problemas gastrointestinales”, explica el doctor Camps.

“En relación a la implantología –añade Octavi Camps-, la evidencia científica dice que ante un caso sencillo, en un paciente sano, sería suficiente una dosis antibiótica una hora antes de la intervención”.

No obstante, algunos estudios realizados para conocer el uso real de antibióticos entre los dentistas españoles en cirugía de implantes, como “Antibiotic prescription for the prevention and treatment of postoperative complications after routine dental implant placement. A cross-sectional study performed in Spain”, publicado este año en el Journal of Clinical and Experimental Dentistry, ponen de manifiesto que menos del 10 por ciento de los odontólogos sigue protocolos basados en la evidencia.

Un 40,5 por ciento de los dentistas consultados en el mencionado artículo prescriben antibióticos de forma habitual después de una cirugía rutinaria de implantes dentales para prevenir complicaciones posoperatorias; el 7 por ciento lo hacen antes o después, y el 38 por ciento lo hace antes y después de la operación.

Encuestas

Otra encuesta realizada entre odontólogos de Vizcaya y publicada este año en la revista Medicina Oral Patología Oral y Cirugía Bucal, destaca que el 88 por ciento de los dentistas consultados se ayudan de profilaxis antibiótica para cirugía de implantes dentales en pacientes sanos. Aproximadamente el 9 por ciento receta antibióticos a veces y solo el 1,72 por ciento no los prescriben nunca.

Octavi Camps afirma que, “si bien los estudios mencionados no son muy representativos, sin duda dan una pista sobre la aplicación real de los antibióticos en las clínicas, un dato preocupante si tenemos en cuenta que el uso inadecuado y excesivo de estos medicamentos tiene como consecuencia que las bacterias muten y se vuelvan resistentes a ellos, pudiendo crecer y multiplicarse e incluso infectar a otras personas”.

“La colocación de implantes o la extracción de muelas de juico son actos quirúrgicos muy comunes en la actualidad y sin embargo no existen pautas establecidas para la utilización de antibióticos en estos procedimientos. Sabemos que lo que se está prescribiendo difiere de lo que recomiendan los últimos estudios científicos publicados. Por tanto, nos encontramos ante la necesidad de elaborar protocolos que orienten la práctica clínica diaria y resuelvan esta contradicción”, advierte el Eduard Valmaseda, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Bucal.

En su opinión, “solo hay que recurrir a los antibióticos cuando son realmente necesarios. Ante una cirugía de implantes o de cordales, los profesionales deben seguir las recomendaciones de la evidencia científica, explicar bien a sus pacientes cómo tomar este medicamento correctamente y concienciarles del problema de la resistencia a estos fármacos y los peligros de su uso indebido”.

Fuente: Sociedad Española de Cirugía Bucal