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Expertos analizan los factores ambientales detrás del cáncer de mama con el acento puesto en la dieta y el ejercicio como factores de prevención

VADEMECUM - 25/04/2018  PATOLOGÍAS

Entre los factores ambientales analizados por su relación con el cáncer figura la alimentación o la exposición a ondas, radiaciones y luz visible, entre otros

Los factores ambientales, la alimentación o el estilo de vida pueden tener una incidencia en el desarrollo del cáncer de mama, según ha establecido la evidencia científica. Para conocer mejor este impacto y, por lo tanto contribuir a prevenir y a derrotar la enfermedad a través de un estilo de vida saludable,seha celebrado en Madrid el I Simposio Internacional Hygeía sobre medioambiente y cáncer de mama, que cuenta con el apoyo científico de la Sociedad Española de Medicina de Laboratorio (SEQCML).

 

El simposio Hygeía es un evento científico internacional de alto nivel cuyo objetivo es profundizar en el conocimiento de las causas y el origen del cáncer de mama así como facilitar la diseminación de los conocimientos útiles para su prevención a los profesionales de la salud, autoridades sanitarias y asociaciones de pacientes.Coordinado por la Dra. Montserrat González Estecha del Hospital Clínico San Carlos, Vicepresidenta de la FESTEM y miembro de la SEQCML; asimismo con  el Dr. José Mª Ordóñez Iriarte, Vicepresidente de SIBSA y miembro de la SESA, además de Profesor de la Universidad de Francisco de Vitoria, el simposio cuenta con el aval de 19 entidades de prestigio.

 

El nombre del simposio, Hygeía, se debe a la diosa griega de la salud y también a una paciente de cáncer de mama, que fue quien lo propuso para bautizar esta reunión cuando comenzaba a gestarse. La organización lo ha mantenido al mismo tiempo como un homenaje póstumo a esa paciente y como una señal de esperanza para todas aquellas que tengan que enfrentarse a la enfermedad en un futuro en el que cada vez se conocerá mejor las causas que provocan y agravan este tipo de tumores.

 

Según ha explicado el Dr. José Ángel García Sáenz, oncólogo médico delHospital Clínico San Carlos y miembro de GEICAM, los datos epidemiológicos del año 2018 cifran la incidencia de cáncer de mama en España en alrededor de 26.000 mujeres, lo que supone aproximadamente un nuevo caso de cáncer de mama cada 20 minutos. Por esa razón, explica el especialista, es necesario profundizar en la biología de la enfermedad para poder restaurar la salud en aquellas pacientes que podemos curar.

 

La carcinogénesis ha centrado las distintas ponencias del seminario: qué factores, tanto internos como externos, pueden desencadenar la proliferación de tumores. “El conocimiento de los mecanismos de aparición y los cambios genómicos dinámicos de esta enfermedad están permitiendo identificar biomarcadores tumorales”, ha detallado el Dr. García Sáenz.  “En otras palabras, somos capaces de modificar la historia natural de la enfermedad gracias al conocimiento molecular y la investigación”.

 

Por otra parte, la Dra. María Herrera de la Muela, responsable de la Unidad de Patología Mamaria, ha explicado que la terapia hormonal sustitutiva (THS), que mejora la calidad de vida de las mujeres con síndrome climatérico, se asocia a un mayor riesgo de cáncer de mama si se prolonga por más de dos años. También se ha referido al consumo de fitoestrógenos en la dieta (isoflavonas y lignanos especialmente, presentes en legumbres y algunos granos) por su efecto preventivo frente a esta enfermedad.

 

Alimentación y ejercicio

En cuanto a los factores externos o ambientales, existen varios, desde la dieta hasta las radiaciones, en los que la ciencia ha establecido una asociación con una mayor probabilidad de desarrollar tumores. Según ha explicado la Dra. Carmen Navarro, del Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB-Arrixaca), “la alimentación se perfila como uno de los elementos que puede contribuir a prevenir la aparición del cáncer de mama”.

 

La doctora ha presentado durante la cita los resultados del estudio EPIC, en el que se ha investigado sobre el papel de la dieta en el cáncer de mama, tanto analizando alimentos individualmente como grupos de alimentos o nutrientes. “Se ha encontrado que el consumo de alcohol aumenta el riesgo, así como el de grasa y, muy especialmente la saturada”, explica la doctora, que matiza que, “afortunadamente, muchos alimentos muestran un efector protector como el consumo de verduras y los alimentos ricos en fibra”, señala. Los resultados de este estudio señalan que la dieta mediterránea reduce un 6% el riesgo de cáncer de mama en mujeres post-menopáusicas.

 

Respecto del alcohol o el tabaco, la Dra. Ana Ruiz Casado, del Servicio de Oncología Médica del Hospital Puerta de Hierro-Majadahonda explica que “aunque tradicionalmente no se han considerado causas de cáncer de mama, actualmente no hay duda de que ambos aumentan el riesgo de cáncer de mama en un 10% aproximadamente”.  La Dra. Ruiz Casado ha centrado su intervención en el ejercicio físico, que, según ha defendido, reduce el riesgo de padecer cáncer de mama en un 25%.

 

La evidencia de esa asociación es mayor para el cáncer de mama de mujeres post-menopáusicas y para ejercicio aeróbico, según ha expresado. Además, “aunque no hay una evidencia definitiva, existe una asociación en numerosos estudios y metanálisis, entre el ejercicio realizado tras el diagnóstico de cáncer de mama y la supervivencia”, ha concluido la especialista, quien ha apuntado que el ejercicio estaría recomendado también en el caso de pacientes con metástasis óseas: “Hay que evitar el deporte de impacto, pero la caminata y la natación son bastante seguros”.

 

Ondas, radiaciones, luz visible

Uno de los aspectos más polémicos es el de la relación entre las ondas y el cáncer. Sin embargo, la ciencia ha establecido esta relación para muchos tipos de ondas –pero no las de radiofrecuencia, que son las que se tiende a asociar a este término– sino a otras, que van desde la radiación ionizante que utilizan los aparatos de imagen clínica hasta el espectro de luz visible –que también son ondas–. En el caso de este último, se ha establecido que la exposición a luz por la noche es un factor de riesgo que afecta a las personas que desarrollan su actividad en este tipo de horario.

 

La exposición nocturna a este tipo de radiación está considerada por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), de la OMS, como un ‘probable cancerígeno’, explica el Dr. Alejandro Ubeda, investigador jefe del Servicio de Investigación-BEM del Hospital Ramón y Cajal. La razón de este efecto sería la reducción de los niveles de melatonina en sangre, una hormona que protege frente al cáncer y que es segregada por la glándula pineal, situada en el cerebro, mientras dormimos por la noche.

 

Teniendo esto en cuenta, el profesor Darío Acuña-Castroviejo, catedrático del Departamento de Fisiología del Centro de Investigación Biomédica de la Universidad de Granada ha señalado claramente la “cronodisrupción” como un factor de riesgo.  “El trabajo a turnos está relacionado con la alteración de la expresión normal de los llamados genes reloj”, señala el profesor, quien detalla que estos genes regulan muchas más funciones que las meramente relacionadas con el control de los ritmos circadianos, y su alteración está directamente relacionada con diversas patologías como el cáncer de mama. Una rutina de sueño estable se convierte por tanto en clave para la prevención de este tipo de tumor, según ha afirmado el experto. 

 

En cuanto a las radiaciones ionizantes que emplean los distintos medios de radiodiagnóstico, la Dra. Mª José Ciudad Fernández, del Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Clínico San Carlos, en Madrid, ha reconocido que la carcinogénesis es uno de los riesgos de este tipo de ondas. Sin embargo, el balance riesgo-beneficio a favor de la realización de pruebas como la mamografía no se discute en el contexto diagnóstico, según ha explicado.  Además, indica “la dosis de radiación ha disminuido considerablemente con la implementación de los mamógrafos digitales y actualmente una exploración típica no alcanza los 4mSv, menor que en otras exploraciones de uso extendido como las radiografías de columna”.

 

Disruptores endocrinos

El encuentro también ha abordado los efectos que pueden tener para el cáncer de mama las sustancias que alteran el metabolismo y que se consideran disruptores endocrinos. Es el caso del cadmio, cuya principal fuente de exposición es el tabaco. “El cadmio es un elemento traza tóxico que se acumula en el organismo durante décadas. En algunos estudios se ha asociado al cáncer de mama debido a su actividad estrogénica y podría actuar como disruptor endocrino”, ha explicado la Dra. González Estecha. En este sentido, el profesor Nicolás Olea, ha puesto el énfasis en la controversia existente actualmente entre la exposición a los disruptores endocrinos, cuya presencia en el entorno humano es frecuente, y los potenciales efectos sobre el cáncer de mama, planteando la conveniencia de seguir investigando para acotar las incertidumbres.

 

Asimismo se han analizado los posibles riesgos de los anticonceptivos orales o los tratamientos de infertilidad. En este sentido, la Dra. Miriam de la Puente, del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Clínico San Carlos, ha señalado que no hay evidencia de que incrementen el riesgo de cáncer de mama los fármacos empleados en las técnicas de fertilidad, al igual que tampoco la hay con los anticonceptivos orales –“en los que se ha reducido al máximo la presencia de estrógenos”–, aunque ha señalado que en el caso de mujeres con antecedente personal de cáncer de mama “no se recomienda la utilización de anticonceptivos hormonales”.

 

 

Fuente: Berbés Asociados

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Entidades:
SEQC - Sociedad Española de Medicina de Laboratorio
 
Indicaciones:
Cáncer de mama
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