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Más de un 25% de niños presentan despertares nocturnos, el trastorno del sueño más común en la infancia

VADEMECUM - 16/03/2018  PUBLICACIONES

Los problemas de sueño no tratados afectan al comportamiento y aprendizaje del niño

Las quejas sobre los problemas para conciliar el sueño en niños son muy frecuentes en consulta. El insomnio se define como la dificultad para iniciar o mantener el sueño y/o el despertar precoz y suele acompañarse de los síntomas diurnos como la somnolencia o la alteración del comportamiento. Como señala el Dr. Rafael del Río, director de la Unidad de Neurofisiología y Trastornos del Sueño de Vithas Internacional, “el insomnio infantil se divide en tres grupos: comportamental, piscofisiológico y de disruptores breves. El más frecuente, y con diferencia, durante la infancia temprana es el comportamental”.

Como explica el especialista, el insomnio comportamental puede asociarse al trastorno de asociación a conciliación, es decir, el niño solo se queda dormido cuando se dan ciertas condiciones que, con frecuencia, implican la presencia de los padres y en los despertares nocturnos vuelven a ser necesarias. Este trastorno suele desaparecer en torno a los 3 o 4 años. También puede relacionarse con el insomnio de establecimiento de límites, “muy frecuente en edad preescolar y caracterizado por las protestas y la resistencia del niño a acostarse durante largos períodos”.

La prevalencia de los problemas de sueño en niños es de al menos un 25% y varía con la edad. “Entre el 25 y el 50% de los bebés de entre 6 y 12 meses y el 30% de los niños de entre 1 y 2 años tienen despertares nocturnos con dificultad para tranquilizarse solos. En edad preescolar (entre 3 y 5 años), la prevalencia es de un 25% y son frecuentes las pesadillas, la dificultad para conciliar el sueño, los despertares nocturnos y el síndrome de apnea obstructiva del sueño, además de algunos trastornos como el sonambulismo y terrores nocturnos”, afirma el Dr. del Río.

Muchos de estos trastornos pueden diagnosticarse en la propia consulta mediante una exploración física detallada y la recogida de datos. En ocasiones serán necesarias pruebas complementarias, como el estudio polisomnográfico, de gran utilidad en los problemas respiratorios, los movimientos anormales y las parasomnias. Vithas Internacional pertenece al grupo sanitario Vithas que cuenta en España con 19 hospitales y 27 centros médicos.

¿Cuántas horas deben de dormir los niños?

El número de horas de sueño varía mucho según la edad del niño y en base a las características propias de cada sujeto: “cada niño tiene necesidades particulares, lo que dificulta dar un consejo sobre cuánto sueño requiere y a qué hora debe ir a la cama”, señala el Dr. Del Río.

Sí conviene poner el acento en el impacto que tiene la privación del sueño sobre las funciones diarias, incluido el comportamiento del niño y el aprendizaje. “Los problemas de sueño pueden producir letargia, dolor de cabeza, alteraciones del ánimo, alteraciones cognitivas, como problemas de memoria o atención y alteraciones en el comportamiento, como hiperactividad, agresividad o impulsividad”.

Consejos para mantener una higiene de sueño adecuada

Como apunta el Dr. del Río, “una buena noche comienza durante el día”, por ello recomienda seguir una rutina diaria clara, no castigar al niño mandándole a la cama ni permitir que juegue en ella, ya que la cama debe utilizarse solo para dormir, evitar las comidas copiosas antes de acostarse y premiar al niño cuando tiene una buena noche.

El momento de ir a la cama ha de tener también su propio ritual: “calmar al niño cuando quede poco para acostarse, establecer un mismo criterio entre ambos progenitores y seguir la misma secuencia todos los días”.

Respecto a las condiciones de la habitación, ha de estar oscura y templada (a unos 18ºC) y si el niño tiene miedo a la oscuridad puede usarse una luz muy tenue o entreabrir la puerta.

Por último, recomienda a los padres no acudir demasiado rápido cuando el niño les llame, pero tampoco esperar a que esté completamente alterado, además de intentar mantener la calma, hablar lento y suave y dejar al niño dormir en su cama.

 

Fuente: Vithas

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