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No tratar la patología ocular inflamatoria a tiempo puede causar ceguera

VADEMECUM - 04/07/2014  PATOLOGÍAS

Una de las manifestaciones más extendidas de la patología ocular inflamatoria es la uveítis, una enfermedad que supone la tercera causa de ceguera en países desarrollados en pacientes en edad laboral

Uno de los principales problemas de las patologías oculares inflamatorias es “la correcta orientación diagnóstica y la iniciación rápida de un tratamiento para evitar secuelas, ya que si no se tiene tratamiento, las consecuencias a largo plazo se traducen en complicaciones oculares como cataratas, glaucoma, edema macular e inflamación crónica que puede llevar a la ceguera”, ha asegurado la Dra. Esperanza Pato, reumatóloga del Hospital Clínico San Carlos (Madrid), durante el Curso de patología ocular inflamatoria organizado el pasado fin de semana en Madrid por la Sociedad Española de Reumatología con la colaboración de MSD.

Una de las manifestaciones más extendidas de la patología ocular inflamatoria es la uveítis. Se trata de una inflamación de las distintas capas del ojo y es uno de los síntomas extraarticulares más frecuentes en la evolución de las espondiloartropatías, por encima de la afectación cutánea, intestinal, cardiovascular, pulmonar o neurológica. Se estima que en una tercera parte de los pacientes esta afectación se produce por alguna patología reumática como pueden ser la artritis idiopática juvenil (AIJ), la espondilitis anquilosante, la artritis asociada a enteropatías, la artritis reactiva, algunas vasculitis sistémicas y la sarcoidosis, entre otras.

La incidencia de la uveítis en países desarrollados es de 52 por 100.000 habitantes/año y supone la tercera causa de ceguera en países desarrollados en pacientes en edad laboral.

Como la reumatóloga y coordinadora del curso ha explicado, “a nivel ocular, las manifestaciones clínicas dependen del tipo de uveítis que se produzca. La uveítis anterior aguda suele doler y causar enrojecimiento ocular y fotofobia (intensa molestia ocular causada por la luz) de aparición más o menos brusca. Pocas veces existe disminución de la agudeza visual y, si aparece, suele ser leve. Las uveítis anteriores crónicas pueden tener, sin embargo, un mínimo de síntomas y ponerse de manifiesto en exploraciones rutinarias o por la existencia de complicaciones. En la uveítis posterior existe disminución de la agudeza visual, visión de “moscas volantes” y ocasionalmente fotofobia; no suelen existir dolor ni enrojecimiento ocular.

Como ha manifestado la doctora Pato, “en las uveítis anteriores (que afectan a la parte anterior del ojo) el pilar de tratamiento es el tratamiento tópico, con colirios oculares (corticoides, antiinflamatorios, midriáticos, colirios que disminuyen la tensión en el ojo...) y en las uveítis posteriores e intermedias (afectan al polo posterior) el tratamiento puede ser tópico, con colirios o con inyecciones intraoculares que se aplican en la consulta con anestesia local. Pero en la mayoría de estos casos se requiere terapia sistémica (corticoides sistémicos, inmunosupresores, tratamientos biológicos…). En las panuveítis (afectan a ambas zonas) se utilizan los dos tipos de terapia: colirios y fármacos por vía oral”.

Necesidad de más formación
El curso desarrollado por la SER en colaboración con MSD, ha combinado la formación teórico-práctica intensiva para reumatólogos con el objetivo de conseguir que los profesionales se familiaricen con la patología inflamatoria ocular. Es una primera aproximación a esta enfermedad y, sobre todo, a su relación con las espondiloartropatías.

Como ha señalado la coordinadora del curso, “se intenta aportar algo de formación sobre una patología que habitualmente no se ve en las consultas de Reumatología y de la que en general hay poca información y formación a lo largo del periodo de la residencia”. Tanto la experta como el doctor Ricardo Blanco, reumatólogo del hospital Marqués de Valecilla (Cantabria) y también coordinador del curso, creen “que no hay gran formación universitaria en este tema porque es un campo muy especializado”.

El futuro: tratamientos multidisciplinares
Como se ha señalado anteriormente, no siempre es fácil detectar estas patologías, pero su detección precoz es fundamental. El principal problema es que la atención de este tipo de enfermedades suele estar fragmentada, “lo que conlleva problemas en el correcto diagnóstico y tratamiento”, han añadido los coordinadores. 

La doctora Pato ha asegurado que los pacientes con inflamación ocular requieren un doble abordaje desde la reumatología y la oftalmología. “Por una lado, una evaluación diagnóstica con el objetivo de descartar la existencia de una enfermedad y, por otro, un abordaje terapéutico que requiere la utilización de fármacos inmunosupresores en aquellos casos asociados a enfermedad sistémica o en la patología estrictamente ocular de etiología autoinmune”. En su opinión, “es necesario el trabajo conjunto para evitar la circulación de pacientes y de interconsultas entre especialistas con el consiguiente ahorro en el número de visitas, exploraciones y pruebas complementarias”. “Además –ha añadido- se facilita el entendimiento, se unifican los cuidados asistenciales, diagnósticos y terapéuticos. Creemos que gracias a este abordaje común, se disminuye la variabilidad y se aumenta la efectividad”.

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