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En la aparición de la gota no sólo influyen los hábitos dietéticos, también la genética y distintas comorbilidades

VADEMECUM - 23/06/2014  PATOLOGÍAS

Esta enfermedad afecta a adultos y su prevalencia aumenta con la edad

La gota o enfermedad gotosa siempre se ha relacionado con distintos factores de riesgo como la ingesta de alcohol, dietas ricas en purinas –vísceras como hígado o riñón– especialmente de origen animal, y algunos fármacos “pero también hay una predisposición genética que explica la agregación familiar de esta enfermedad y recientemente se están investigando la asociación con distintos polimorfismos genéticos”, destaca la doctora Diana Peiteado, reumatóloga del Hospital Universitario La Paz (Madrid). Ésta es una de las conclusiones que se obtuvieron durante el 40º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Reumatología, SER.

En general, la causa de la hiperuricemia en la gota es una dificultad selectiva por parte del riñón para eliminar el ácido úrico de la sangre. Se trata de una enfermedad metabólica producida por una acumulación de microcristales de una sal de ácido úrico, sobre todo en las articulaciones, riñón y tejidos blandos, por eso se considera tradicionalmente una enfermedad reumática, siendo, además, una de las pocas patologías reumáticas que se cura.

Como señala la doctora Peiteado, “es una enfermedad que afecta a adultos, aparece en la edad media de la vida, y su prevalencia se incrementa con la edad. Estudios nacionales recientes estiman una prevalencia del 3,3 por ciento en España”.

“En los últimos años han aparecido nuevos mecanismos y se investigan nuevas vías fisiopatológicas –ha adelantado-. Estudios recientes pronostican una mejoría en la forma de pautar el tratamiento iniciándolos con dosis bajas hasta alcanzar las adecuadas, de forma más segura y eficaz, y se insiste en la importancia de una correcta información al paciente para conseguir una mayor adherencia al tratamiento, una mayor conciencia de la enfermedad, de adecuados hábitos de vida y de la necesidad de continuar con un seguimiento médico adecuado. 

Una patología mal diagnosticada

Pero la enfermedad gotosa incurre en una gran contradicción, tal y como incide la reumatóloga. “Aunque es una patología relativamente fácil de diagnosticar, es una enfermedad infratrada. Se estima que únicamente la mitad o un tercio de los pacientes que precisan tratamiento lo reciben y, de éstos, en muchas ocasiones lo hacen con dosis inferiores a las necesarias”. 

Esencialmente la gota produce inflamación articular, casi siempre en forma de artritis aguda de una sola articulación; esto es, una articulación pasa en pocas horas de estar asintomática a inflamarse intensamente. Al inflamarse la articulación se hincha (lo que se debe a que su cavidad se llena de líquido sinovial formando un derrame), su superficie puede enrojecerse, y desde luego se vuelve casi siempre intensamente dolorosa y su función se hace dificultosa por el propio dolor. Algunas veces la inflamación puede ser menos intensa y las molestias más llevaderas.

Las articulaciones en las que se puede sufrir ataques de gota son diversas, pero las más habituales son las de la base del dedo gordo del pie (a lo que se llaman ataques de podagra), empeine, tobillo, rodilla, muñeca o alguna articulación de los dedos de la mano.

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Entidades:
Ser - Sociedad Española de Reumatología
 
Indicaciones:
Gota, artritis gotosa
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